Entradas

Mostrando entradas de mayo, 2014

LA ETERNIDAD Y UN DIA

Imagen
En su  Cuaderno de notas , Leonardo Da Vinci afirma que la pintura es de las artes la más grande, por ser la única capaz de develarnos, a través del sentido de la vista, un reflejo profundo, complejo y verosímil de la naturaleza que nos rodea. Siguiendo esta línea de pensamiento, el cine vendría a ser un discípulo fiel de la pintura. Y es su virtud también su estructura; veinticuatro fotogramas por segundo reflejan una naturaleza en movimiento y en cambio, todo a la vez. Theo Angelopoulos es menos un cineasta que un pintor. Con un cambio de elementos, que desfilan de la lente a la foto y de la foto a la erosión, su arte se escalona en pinceladas, en vaivenes que exaltan la vida y la exoneran de toda desgracia. Al final de cuentas, son sus personajes, dotados de poesía y humanidad, un dibujo que se diluye en palabras, en escenarios artificiosos pero no irreales, en la trémula consagración de la tragedia, la muerte, la felicidad y el amor. En "La eternidad y un

DERRUMBA

   A Ese pintor que llamé amigo Derrumba el alma andar por ahí mirando,  con los ojos bien abiertos y bien cansados,  con el cuerpo en las manos y con las manos volando. Derrumba el alma y la tumba, tanto derrumbe, tanto derrumbado,  tanto escapado, tantos solos disfrazados. Derrumba el alma mirar al cielo y escupir los hombros aunque en la ausencia lo miremos y lo escupamos. Y se marchita el otoño, esos amigos del pasado, tu hermano lejos, la palabra whisky, y el whisky. Si al final vivir es vivir contando lo que en el juego no cuenta porque lo estás jugando. Derrumba el alma andar por ahí mirando, Tanto otoño y tanto tarado, se pudre el árbol que no he plantado, se seca la tierra que no he salvado. 

A LA ONFENSIVA

¿Para quién caen las palabras que se derraman de mis manos como obsequios? Estoy boxeando amor de peso pesado y solo me aciertan caricias tibias, infecundas, esterilizadas. Yo quiero un knock out fatal que me reviente de amor. Que salgamos al sol y nos quememos. Quiero que los pájaros me caguen la cabeza pero que lo hagan en un tácito vuelo y no magullando polvo entre las migas. Y cuando no tengamos dientes mastiquemos la sangre que se seca en nuestros labios, y gritemos que lo hicimos por amor o porque estamos vivos de vida. Borrachos de vida. Y boxeados. Rotos. Amados y quebrados por amar. ¿Para quién caen las palabras que se ensucian en mis manos? Para todos o para nadie. En el ring se ciernen las almas depuradas, no las ciegas. Encerrados entre las sogas solo matamos hasta amar o morimos amando. Y no hay nadie más. Y no hay nada más. Yo quiero un knock out fatal que me destruya de amor. Que salgamos al sol y nos quememos, nos incendiemos hasta desaparecer.